El riego es un factor crucial en el cultivo de olivos, árbol predominante en el paisaje de Extremadura, ya que estos árboles necesitan un suministro constante de agua para crecer y producir una cosecha saludable y abundante de aceitunas, para poder producir el oro líquido de nuestra tierra. 

Sin embargo, el riego excesivo o insuficiente puede tener consecuencias negativas para el olivar, por lo que es importante conocer las mejores prácticas de riego para los olivos.

En este post os queremos contar sobre el riego adecuado para este tipo de cultivo. ¡Allá vamos!

¿Cómo son los olivos?

En primer lugar, es importante conocer en profundidad cómo son estos árboles.

Los olivos son árboles resistentes a la sequía, capaces de sobrevivir en condiciones de bajo suministro de agua. De hecho, los olivos tienden a producir aceitunas de mayor calidad cuando se riega con moderación, ya que el estrés hídrico puede aumentar la concentración de polifenoles y otros compuestos beneficiosos para el aceite de oliva.

Sin embargo, esto no significa que los olivos no necesiten agua en absoluto. Los árboles más jóvenes necesitan un suministro constante de agua para establecer sus raíces y crecer adecuadamente, y los árboles maduros necesitan agua para producir una cosecha saludable. 

¿Cuánto riego necesita un olivo?

El desafío de un buen agricultor radica en encontrar el equilibrio adecuado para el riego de olivos, proporcionando suficiente agua para satisfacer las necesidades de los árboles sin desperdiciar recursos valiosos.

Una forma de determinar la cantidad adecuada de agua para los olivos es mediante la medición del contenido de humedad del suelo. Esto puede hacerse utilizando un medidor de humedad del suelo o simplemente observando las condiciones del suelo. 

Si el suelo se siente seco y polvoriento al tacto, es probable que los árboles necesitan más agua. Por otro lado, si el suelo se siente húmedo y se adhiere a las manos, es probable que los árboles estén recibiendo suficiente agua.

¿Cada cuánto se riega un olivo?

Otro factor importante a considerar es la frecuencia de riego. En general, es mejor regar los olivos con menos frecuencia pero en mayores cantidades, ya que esto fomenta el crecimiento de raíces más profundas y resistentes a la sequía. 

Un buen criterio es asegurarse de que el agua alcance al menos 60 cm de profundidad en el suelo con cada riego, lo que se puede lograr mediante un sistema de riego por goteo o una manguera que se deja correr durante un tiempo prolongado.

También es importante tener en cuenta la época del año y las condiciones climáticas al planificar el riego para los olivos. Durante los meses de invierno, los olivos necesitan menos agua debido a la menor tasa de evapotranspiración, y durante los meses de verano, pueden requerir riegos más frecuentes debido a las altas temperaturas y la mayor demanda de agua.

En resumen, el riego es un factor crítico en el cultivo de olivos, y es importante encontrar el equilibrio adecuado para proporcionar suficiente agua sin desperdiciar recursos valiosos. Mediante la medición del contenido de humedad del suelo, la planificación de la frecuencia de riego y la consideración de las condiciones climáticas, es posible proporcionar a los olivos el suministro de agua adecuado para producir una cosecha saludable y de alta calidad. Y si aun te quedan dudas, consulta con Iberaqua

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